El Parque Fluvial de Pamplona, con más de 17 kilómetros de longitud, acompaña a su paso por Pamplona a los ríos Arga, Sadar y Elorz por murallas, puentes históricos y pasarelas, parques, presas y molinos, granjas y huertas, embarcaderos, espacios de pesca, un frontón, un Museo de Educación Ambiental o los Corralillos de San Fermín.
Los meandros del Arga, en su recorrido, se alejan y acercan de las murallas de la ciudad, atravesando los puentes medievales más importantes: Magdalena, San Pedro, Curtidores, Santa Engracia y Miluce; y el paseo por sus orillas conjuga zonas deportivas frecuentadas por paseantes, ciclistas, practicantes de remo o pescadores con bellos y tranquilos parajes; mientras que los del Sadar y el Elorz atraviesan los campus universitarios y zonas deportivas.
La flora autóctona recuperada y el entorno campestre de huertas y granjas contrasta con el cercano ambiente urbano. Fresnos, sauces, alisos, tilos o endrinos forman la flora autóctona, que convive con una variada fauna de tortugas y aves acuáticas, entre otros.
Su casi millón de metros cuadrados lo convierten en el gran pulmón verde de la ciudad de Pamplona.