En torno a 1830, nació el parque más antiguo y emblemático de la ciudad pamplonesa: el Parque de la Taconera. Situado en las proximidades del casco antiguo, nos traslada a una época más medieval.
El Parque de la Taconera con sus
90.000 metros cuadrados de jardines, una gran variedad de elementos vegetales, especies arbóreas y florales variadas, fosos y murallas cuenta a sus paseantes una parte fundamental de la historia de Pamplona.
Se puede definir como un jardín por partes:
- Jardín decimonónico muy formalizado y propicio para el paseo
- Transición a un jardín menos formal (Vista Bella)
- Transición a un jardín con amplias zonas de césped (más a la inglesa. Larraina)
En la Calle del Bosquecillo se encuentra el acceso más señorial: el
Portal de San Nicolás, una recreación barroca de un arco del triunfo que en el pasado fue uno de los seis puntos de entrada a la ciudad amurallada y estuvo colocado próximo a la actual iglesia de San Ignacio hasta 1915.
Los
fosos son una de las partes más características de la Taconera ya que en ellos se encuentra un recinto
zoológico en el que conviven ciervos, patos, conejos y pavos reales. La calle Navas de Tolosa ofrece al paseante uno de los miradores más bonitos para poder observar el comportamiento de estos animales.
La Taconera cuenta con una
gran variedad de árboles y arbustos. En el grupo de árboles podemos citar el acebo, el haya, el ginkgo, el aligustre de China, la acacia del Japón, el cedro del Atlas, el laurel, la hiedra… En cuanto a lo que a arbustos se refiere podemos incluir el boj, el durillo, el camelio común, el bonetero europeo, la yucca…
Sin embargo, la
Sophora japonica que cubre el Café Vienés es la dueña de todas las miradas de los paseantes.
También en el bosquecillo está el conocido
arbolico de San José.Tiene la peculiaridad de que en marzo comienza el brote de sus hojas anunciando la primavera, adelantándose una quincena al resto de árboles.
El estilo romántico y versallesco que ornamenta cada rincón del parque, los monumentos dedicados a personajes navarros y el pequeño zoo que convive pacíficamente en los fosos, hacen de este lugar, tan acogedor y lleno de vida, una visita obligada.
La proximidad de la Ciudadela, del verdor del Bosquecillo y Antoniutti, convierten toda la zona en un pulmón en el que se puede respirar naturaleza y que conecta una gran parte de los barrios más importantes de la ciudad. De ahí, que la Taconera sea una de las rutas protagonistas de los paseos tanto para los turistas como de los pamploneses.