Conocido popularmente como el Campo, este parque es uno de los espacios más queridos por los ovetenses. Situado en el mismo centro de Oviedo, supone un maravilloso pulmón verde del que disfruta a diario la ciudad.
La historia del
Campo está unida a la historia de
Oviedo, ya que su origen se encuentra ligado a la construcción en el
siglo XIII, de un
monasterio franciscano que los frailes de
San Francisco de Oviedo equiparon con un huerto en el espacio que hoy ocupa el parque.
Es por este motivo por el que el parque se encuentra habitado por árboles de
singular porte, como los más viejos
robles con una edad estimada de unos
300 años o el ejemplar arbolado más alto de
Oviedo, un
plátano de sombra que supera los
40 metros de altura. Sin olvidar la gran variedad de especies vegetales y de cultivos, que se incorporaron por el
Ayuntamiento de Oviedo tras la desamortización de
Mendizábal.
Dentro de la actual imagen de este parque singular, merece la pena detenerse en la contemplación del
Quiosco de la Música (1899), obra de
Juan Miguel de la Guardia, en la portada románica del viejo templo de
San Isidoro o en los monumentos dedicados a
José Tartiere y a
Clarín, obras de los escultores Víctor Hevia y Manuel Álvarez Laviada.
La
fauna también se encuentra muy presente en este parque histórico, pueden encontrarse en estos jardines,
pavos reales, que crecen y se crían en libertad, además de otras aves, que habitan más cerca del pequeño estanque, donde pueden encontrarse ánades de diversas especies, entre las que habitan llamativos
cisnes.